Son muy primitivos, semejantes externamente a las anguilas, aunque no emparentados con ellas. Su cuerpo es gelatinoso, cilíndrico, sin escamas y muy resbaladizo. Tienen un boca redonda característica, que actúa en forma de ventosa, a la cual recorren filas de dientes. Su carne es dura pero exquisita, sin espinas, grasa, y más suave que la de la anguila. La carne de los machos es más sabrosa. Normalmente se come en salsa, también asada, guisada o en paté.
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