- Someter al producto aromático a un tratamiento térmico (80º, 1/2h) con objeto de liberar de las células los aceites esenciales.
- Triturar (con un disruptor ultrasónico, si es posible) el producto aromático en un alcohol neutro.
- Extraer a vacío en la rotaval, pero empleando un baño de aceite para el calentamiento, a temperaturas cercanas a los 100º C (80-99ºC).
- Disponer el líquido obtenido (por el arrastre del vapor acuoso-alcohólico) en el matraz de extracción sin el sólido y volver a concentrar, esta vez a baja temperatura (55ºC) y sin vacío.

El líquido resultante de esta segunda concentración es el aceite esencial.

Los aceites esenciales son diversas sustancias químicas biosintetizadas por los seres vivos, que dan el aroma característico a algunas flores, árboles, frutos, hierbas, especias, semillas y a ciertos extractos de origen animal (almizcle, civeta, ámbar gris).

Son productos susceptibles de extraer su aceite esencial, todos aquellos que posean un aroma intenso y definido capaz de transferir dicho aroma por contacto o extracción.

Los aceites esenciales son muy inestables: volátiles, frágiles, y alterables con la luz. Para obtenerlos de la fuente natural, (producto aromático) se utiliza principalmente la destilación en corriente de vapor (o por arrastre de vapor). Para ello hay que emplear grandes cantidades de producto sólido ya que la eficiencia de la destilación es muy pequeña.