Su cultivo se generalizó apareciendo en ese momento las primeras referencias a una bebida elaborada con este tubérculo, la leche de chufas, antecesora de la actual horchata.
La chufa es una fuente de vitaminas, minerales y proteínas, además de destacar sus efectos antioxidantes.
Las chufas son la base de la horchata, una de las bebidas más conocidas de la Comunidad Valenciana.
Las chufas a lo largo de la historia
Las chufas se cultivaban entre Egipto y en Sudán. En pinturas de la tumba de Rejmire, en Egipto, ya se encontraron inscripciones de como hacer panes con chufa y miel.
Más tarde se cultivó en Mesopotamia entre los ríos Tigris y el Éufrates. También se mencionaban en diversos documentos persas las buenas propiedades de la chufa.
En el siglo VIII fueron los árabes quienes introducen el cultivo de la chufa en el Mediterráneo.
La zona de Valencia por su tipo de tierra y climatología es ideal para el cultivo de la chufa.

Propiedades de la chufa

Las chufas no son frutos secos. En realidad son unos pequeños tubérculos subterráneos que proceden de las raíces de la juncia avellanada, llamada así por la forma de su fruto parecido a la avellana.
Son ricas en vitamina E y C, minerales como el calcio, el hierro, el magnesio el fósforo o el potasio.
También contienen grasas insaturadas, proteínas y además enzimas específicas que contribuyen a mejorar la digestión. Poseen un efecto antioxidante o antienvejecimiento celular. La vitamina E de la chufa ayuda a disminuir el colesterol. Son ricas en fibras e hidratos de carbono.
Las chufas son muy nutritivas y se pueden comer crudas, asadas o secas.
Fueron usadas en la cultura India con fines medicinales.

Las chufas se cultivan desde abril a septiembre, y el secado se produce durante septiembre y octubre, siendo la cosecha en noviembre o diciembre.