Para muchas personas, vegetarianas o no, este alimento constituye un ingrediente habitual en sus cocinas.
La soja texturizada se presenta como granitos más o menos grandes parecidos a los copos de cereal. Normalmente se vende en bolsas transparentes con lo que podemos elegir fácilmente el tamaño del grano.
El término “texturización” significa el desarrollo de una estructura física que proporciona, al masticarla, la sensación de estar comiendo carne. La “textura de carne” es un concepto complejo porque ha de tener en cuenta el aspecto visual (que tenga fibras visibles), sensación al masticar, elasticidad, ternura y jugosidad.
No se puede utilizar tal cual viene, es necesario hidratarla con agua o con caldo de verduras si se quiere dar más sabor.
Aproximadamente la proporción es: “soja 1 : agua 2”, aunque puede variar en función de la marca y de cómo le guste a la persona que va a preparar la receta. O sea, si ponemos 50 g de soja seca, tendremos que hidratarla con 100mL de agua.
Una vez hidratada adquiere el aspecto de carne picada, de color beige. Algunas personas lo equiparan a la carne picada de pollo.
Sin aderezo es insípida. Pero si cuando se prepara se añade un poco de sal y especias, el resultado será muy diferente.
Añadiendo un poco de harina y huevo se puede trabajar mejor si se quiere hace filetes rusos, hamburguesas o albóndigas.
También puede usarse como carne picada para hacer canelones, lasaña, macarrones, arroces incluso en croquetas.
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