El aceite de pescado se puede extraer del músculo rico en lípidos de los pescados azules, o bien de su hígado, como ocurre con el aceite de hígado de bacalao.
El proceso se inicia calentando la carne del pescado para desnaturalizar sus proteínas y así separarlas más fácilmente del agua y la grasa que la componen.
Una vez separadas el agua y el aceite, simplemente dejando reposar o acelerando el proceso mediante un centrifugado, se obtiene el aceite desechando el agua.
Cualquier pescado graso permite extraer su aceite, pero el de sardina, salmón, arenque y sobre todo, el de hígado de bacalao, son los más utilizados.
Los aceites de pescado, por norma general, son muy ricos en ácidos grasos poliinsaturados sobre todo de tipo EPA (ácido eicosapentanoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), que son los dos componentes principales de los ácidos grasos de omega 3, y además contienen gran cantidad de vitaminas liposolubles como la D y la A.
Los aceites de pescado actualmente se consumen como complementos nutricionales en forma de perlas, o bien embotellados para tomar a cucharadas.
Los expertos recomiendan tomar diariamente, en adultos de 2 a 4 g, que equivalen aproximadamente a 1 g de ácidos de omega 3.
Este producto no contiene elementos transformadores que formen parte de ningún condimento. Colabora con Innova Culinaria asociando condimentos a este producto