Los litchis pertenecen a la familia de las Sapindáceas y el árbol del que procede es originario de China
Su contenido de agua es muy elevado. Es rico en hidratos de carbono, pero pobre en grasas y proteínas, por lo que su valor calórico no es muy alto. Respecto a otros nutrientes, destaca su contenido de vitamina C, aportando también en menor proporción otras vitaminas hidrosolubles del complejo B, entre ellas el ácido fólico.
Se lo puede hallar fresco de noviembre a febrero, así como desecado y enlatado en almíbar durante todo el año.
Es una fruta poco conocida en muchos países europeos, a los que llega importado. Así, en estos países es difícil encontrarlos en el mercado e incluso en algunos sólo se lo puede degustar en establecimientos y restaurantes orientales.
deben desecharse aquellos que se presenten arrugados, ya que esto es un signo de que la pulpa se está volviendo negra y ha perdido sabor.
Si se deja a temperatura ambiente, su piel se seca y se oscurece. Se pueden conservar en refrigeración durante unas dos semanas, si los introducimos en bolsas de plástico con papel absorbente en su interior. Pasado un largo periodo de tiempo fermentan y aumenta su acidez. De todas formas, la congelación es el mejor método para conservar esta fruta, ya que permite preservarla durante un año. Lo más habitual es consumir el litchi crudo, ya que es muy fácil de pelar y así se aprovechan al máximo sus propiedades. Se incorpora a las ensaladas de frutas, zumos, batidos, macedonias, pasteles y combina bien con el arroz, carnes y pescados. También se utiliza en helados, siropes y se lo puede encontrar en almíbar. En ocasiones, se deja secar y se consume como fruta desecada
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