La patata más cara del mundo se cultiva en apenas 50 metros cuadrados en Noirmoutier, una isla frente a la costa francesa. Es salada y de un sabor extraño y diferente en comparación a cualquier otra patata del mundo y por esto es tan apreciada. Su sabor es debido a que las algas marinas penetran en la tierra y dotan al tubérculo de su peculiar gusto a mar. La pequeña producción de esta patata la hace única a nivel mundial y esto llega a desorbitar su precio.
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