Ubicación: Se encuentra de modo natural por todo el Hemisferio Norte desde los 78º hasta los 55º y en el Sur sobre los 44º, principalmente en zonas de montaña. En Europa y asia, se hallan en los Países Nórdicos, en las zonas pantanosas de Gran Bretaña e Irlanda, los Países Bálticos, a lo largo del norte de Rusia hacia el este. CAso excepcional son las poblaciones del sur, como plantas relícticias (vestigios de la Era glacial), en los valles de los ríos Weser y Elba. En América se extienden por el norte de EStados Unidos, Canadá y Alaska. Requiere: Pantanos o prados húmedos requiriendo exposición soleada y suelos ácidos (entre 3,5 y 5 de ph). Asimismo resiste temperaturas por debajo de -40 ºC pero es muy sensible a la sal y a las condiciones de sequía. Fruto: Tras la polinización, la flor blanca con tallo reojo, forma unas bayas parecidas las moras con entre 5 y 25 drupas encapsuladas. Primero de un tono rojo pálido hasta obtener un color ámbar a principios de otoño cuando llega a su estado óptimo de maduración. Los frutos son ricos en vitamina C y su consumo en fresco produce un sabor agrio muy característico. Elaboraciones: normalmente se consumen como mermeladas, zumos, tartas o licores. En Finlandia estas bayas se consumen junto con “Leipäjuusto” (un queso local) y mucho azúcar o en Canadá para dar sabor a una cerveza especial. Curiosidades: Debido a su vitamina C, las bayas han sido utilizadas tanto por navegantes nórdicos, como los inuit americanos como protección contra el escorbuto. Su alto contenido en ácido benozoico le proporciona además propiedades de conservante. Existe un té que se hace con sus hojas como antiguo remedio de la medicina escandinava tradicional para la cura de infecciones del tracto urinario. Además se utiliza sus cualidades en champús.
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