El haba tonka es en realidad la semilla del árbol Dipteryx Odorata, de la familia de las fabáceas, originario de las tierras del Orinoco en la América tropical.
Son semillas alargadas, de un tamaño que no suele superar los dos centímetros, cubiertas por una capa rugosa negra, que oculta a modo de cáscara un interior de color más claro de textura gomosa dura.
Tiene un aroma penetrante con distintos matices que pueden recordar a otras especias.
Su aroma es una mezcla de vainilla, clavo y canela con toques amargos a almendra. Las semillas son alargadas, de unos 2 cm, negras y arrugadas. Es la pulpa granulada la que nos aporta el aroma.
No es tóxica en grandes cantidades, por lo que es apta para el consumo humano, pero sin abusar, por ejemplo, para hacer galletas o bizcochos con media haba rallada es suficiente
A la hora de cocinar con ella, el haba tonka destaca sobre todo en la elaboración de preparaciones dulces, desde galletas y bizcochos a helados o cremas, y resulta especialmente interesante en su combinación con el chocolate. También se está convirtiendo en un ingrediente estrella en la creación de cócteles e incluso en platos salados. Al igual que ocurre con la nuez moscada, el aroma que proporciona el haba tonka será más profundo cuanto más fresca sea la semilla. Para utilizarla, basta con rallarla en el momento de la preparación, o utilizarla entera para infusionar líquidos.
Sus aplicaciones en cocina van desde elaboraciones dulces a saladas, y pasando por gintonics.
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