La Cigala es un crustáceo decápodo muy apreciado en el mercado. El cuerpo es alargado llegando a medir entre 20 y 25 cm. Su caparazón, de color rosa, está formado por una sucesión de espinas laterales y pilosidades. Sus elaboraciones van desde cocidas en agua de mar que es la mejor forma de apreciar todo su sabor. Si las cigalas son grandes también se pueden preparar a la plancha con un poquito de aceite y sal. También sirven como acompañantes de arroces, salpicones o guisos de pescados, y como no fritas, con o sin ‘gabardina’.
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