Se caracteriza por ser una cocina recia y contundente, a la vez que austera. Destacan los platos y especialidades pastoriles y campestres, como por ejemplo las calderetas de cordero, la perdiz roja o el faisán al modo de Alcántara. El gazpacho extremeño, el cocido extremeño, las migas con huevo frito, el cabrito de la Vera, el pavo, el pollo de campo, las gallinas de corral, el conejo, la liebre así como sus exquisitas tortas, junto con el queso de oveja y de cabra unifica una cocina tradicional y contundente.
La caza menor tuvo una gran importancia en la cocina extremeña, destacando la perdiz al modo de Alcántara.
La cereza es el producto estrella del valle del Jerte, fruta que ha dado vida a una notable industria de transformación, que incluye desde la comercialización del fruto hasta la producción de aguardientes.
También cuenta con una gran variedad de dulces típicos entre los que destacan los huesillos, las perrunillas, las hojaldradas, las rosquillas de alfajor y los dulces de Don Benito. Todos estos dulces se pueden acompañar de otro producto típico de la zona como es la miel que se consume en todas sus variedades: de tomillo, brezo, de romero o de eucalipto.
En cuanto a los vinos, los más populares son los de “pitarra”, y además existe la denominación de origen Ribera del Guadiana.
La cocina extremeña gusta del paso de árabes y judios por sus tierras, dejando una huella especial en la multitud de dulces típicos con que nos deleita esta comunidad.
Diferenciamos entre una cocina palaciega dependiente de los paseos y estancias de los monarcas españoles, y una más popular, pastoril y recia.
Destacando de la primera en época de Carlos V, que tiene un carácter, si no lujoso, si rico, en ella encontramos los platos de caza y los dulces con influencia árabes y judias. De la segunda cocina, definida como dura, sabrosa y potente de los pastores, y del resto del pueblo destacaríamos platos como la cachuelada compuesta por distintos tipos de carnes, así como los huevos a la extremeña, de huevos de corral.
El menú extremeño consta de un primer plato compuesto por una migas de pastor, y un segundo a base de carne guisada como una caldereta de las Hurdes más un postre como la mousse de cuajada. Las elaboraciones son tradicionales y austeras con productos de la huerta y según las pautas de la dieta mediterránea.
