Su olor es más bien fuerte, de sabor agradable y su color es amarillo característico.
Para obtener un kilo se necesitan unas 250.000 flores.
Se recolecta en invierno; se separan sus pistilos de las flores y se tuesta a fuego lento.
Su cultivo fue introducido en la península por los árabes.
Es un condimento muy apreciado y valioso en la cocina española, aportando a los platos un característico color anaranjado "color azafrán" y un sabor ligeramente amargo, así como un aroma exótico.
El azafrán se utiliza todavía como condimento habitual para dar aroma y sabor tanto a preparaciones saladas como en dulces.
Se usa típicamente platos a base de arroz (como el arroz a banda), de pasta (como los fideos a la cazuela o la fideuà) o de patata, o también en escabeches y en guisos.
También sirve para dar color a cremas y otras preparaciones dulces, de sabor de huevo o de limón habitualmente.
En Cataluña un postre muy típico con azafrán es, por ejemplo, la genestrada, una variante del manjar blanco que se diferencia de éste sobre todo en el color, que es amarillo gracias al azafrán, y a que contiene pasas y piñones.
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