Cataluña es el origen de una de las cocinas más ricas y variadas de Europa. Se fundamenta en una cultura rural, siendo extensa y de gran riqueza culinaria. Forma parte de la dieta mediterránea y como tal, incluye una gran variedad de productos del mar, de la montaña y de la huerta, mezclándose todas ellas en la ciudad de Barcelona, donde podremos localizarlos en el mercado de la Boquería.
Cabe destacar que fue en Cataluña donde se escribió el primer libro de cocina de España, titulado “Llibre de Coch” y fechado en 1477 la edición más antigua que se conserva.
El mar ofrece una cocina específica que propicia un amplio recetario que se nutre de las especies que habitan el Mediterraneo, creando platos como los suculentos suquets (guisos de pescado típico de los pescadores), zarzuelas de marisco y pescado, o los canelones, uno de los platos más tradicionales de la capital catalana.
En el Delta del Ebro se cultiva el arroz bomba, materia prima imprescindible en la cocina catalana donde tendría su protagonismo en los arroces negros.
De la montaña y los valles llegan multitud de productos. La carne de ternera, la cachina de cerdo y la butifarra, que se extiende por toda la geografía catalana, guisos como la cassolada o la escudella o platos más delicados como el pato con peras, legado de la cocina medieval.
La abundante variedad de setas y hongos también tienen su importancia, siendo los más conocidos los rovellons ( níscalos).
De las huertas, fundamentalmente La Maresme y Delta del Ebro, vienen guisantes , como los de Llavaneras, habas, alcachofas, tomates o los pimientos romesco, base de una de las salsas más famosas, la romesco, compañera inseparable de los calçots ( cebollas asadas a la parrilla) de Tarragona.
Destacan entre los postres la crema catalana, y dulces como los carquiñoles, los panellets del día de Todos los Santos, el tortel, la coca o las neulas.
Cataluña es región de vinos y posee cerca de once denominaciones de origen, como por ejemplo la del Priorato, Costers del Segre, Alella o Penedés, perteneciendo a ésta última los famosos cavas conocidos en todo el mundo.
Aunque el más famoso plato catalán es el pa amb tomaquèt o el pan con tomate.
Su situación geográfica hace que el conjunto de la cocina catalana sea un crisol histórico de elementos de otras cocinas que se unen a una sólida base de raíces puramente catalanas. La Provenza francesa, en el uso de hierbas aromáticas, la contundencia de los platos aragoneses y el barroquismo de los valencianos ejercen una fuerte influencia en la gastronomía catalana.
Principalmente tres: la costa catalana, Los Pirineos leridanos y la huerta del interior.
Los comunes al resto de la península ibérica, pero destacamos la escudella, que es plato donde se sirve el cocido del mismo nombre.
La distribución es la habitual en la península, unos primeros o entrantes, basados en legumbre y verduras, los segundos, pescado o carne y el postre, fundamentalmente dulces y fruta.